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Un antioqueño en el corazón de Mercedes-Benz

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Mateo Zuleta Muñoz nació hace 24 años en Medellín, estudió ingeniería mecánica y solo hasta casi finalizada su carrera supo que su futuro inmediato estaría en Alemania. Foto: Mercedes-Benz

Como pasante de ingeniería está encargado del área de pintura en las carrocerías, una de las más delicadas en el proceso de ensamblaje.

Por: JUAN GUILLERMO MORENO

Mateo Zuleta Muñoz nació hace 24 años en Medellín, estudió ingeniería mecánica en la Universidad Pontificia Bolivariana y solo hasta casi finalizada su carrera supo que su futuro inmediato estaría en Alemania y con un empleo soñado por miles de fanáticos de los motores en el mundo: trabajar en la principal planta de Mercedes-Benz, en Sindelfingen, en las afueras de Stuttgart.

Como pasante de ingeniería está encargado del área de pintura en las carrocerías, una de las más delicadas en el proceso de ensamblaje. Hoy, y con 20 personas a su cargo, Mateo se pasa la mitad del año entre esta armadora y la nueva planta que tiene el grupo Daimler en Aguascalientes, México.

Es embajador de la marca para América Latina. El diario El Colombiano aprovechó una visita de Mateo a Medellín para hablar con él sobre esta valiosa experiencia en su carrera profesional:

¿Cómo un colombiano logra entrar a trabajar a la principal planta de Mercedes-Benz en el mundo?
“Primero me fui a Alemania a un programa de doble titulación entre la UPB y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Münster. Allá terminé ingeniería mecánica y logré conseguir la práctica en Mercedes-Benz. Hice el trabajo de grado sobre la empresa y tras varias aplicaciones logré entrar por outsourcing. Luego de cinco meses como contratista, logré que me vincularan formalmente a la compañía”.

¿En qué área específicamente?
“Primero ingresé al área de estampado, en la que se maneja una maquinaria gigantesca. Mi trabajo de grado lo hice en el área de carrocería, en la que se unen las piezas, y en este momento trabajo en pintura, en la parte de protección contra la corrosión”.

La gente se imagina una planta de Mercedes-Benz como una especie de “templo de la calidad”. ¿Cómo es realmente una sede de esta marca?
“Toda la parte técnica es como uno se la sueña. Las máquinas, los procesos, la ingeniería, los números. La que sí es distinta es la gente. Uno se imagina que son fríos como robots, y en realidad es sencilla, tranquila. Obviamente no falta el que hace el comentario racista, o el que tiene su chip neonazi, pero eso se ve en Colombia también. En general la gente es muy chévere, muy accesible, les gusta enseñar. La chispa de colombiano me ha ayudado bastante para que me tomen afecto”.

¿Los Mercedes de hoy en día aún conservan la calidad de los “de toda la vida”, es decir los clásicos?
“Sí, incluso aún más. Los procesos han avanzado mucho. Por sencillo que sea un modelo nuestro, sigue siendo un producto Premium de excelente calidad, aunque no se puede pretender que sea indestructible. Depende del cuidado del dueño”.

Las líneas de Mercedes han crecido a muchos niveles. Hay un montón de carrocerías y tamaños ya para escoger. ¿Cómo hacen en la planta para satisfacer todo ese volumen y vender más de dos millones de carros al año?
“Ya no tenemos una sola o dos plantas como hace 30 años, cuando solo existían Sindelfingen y Bremen. Ahora cada planta en el mundo asume el liderazgo de varias líneas. Una fábrica hace la Clase C, por ejemplo, que es la más vendida. Otra la Clase S. En México y en Rastatt se hace la Clase A, en Estados Unidos se ensamblan la mayoría de SUV: en China, que es un monstruo, se hacen otros y así”.

¿Y cómo hacen para estandarizar qué equipamientos van con cada versión? ¿Cómo es este proceso pues casi ningún Mercedes es igual a otro?
“La optimización del proceso logístico es la clave para esto. Cuando hay modelos personalizados que se hacen a gusto del comprador, incluso con pinturas especiales, nos llega la orden, se planea la producción y se hace con la mayor precisión posible en un trabajo en cadena”.

¿Cómo conservan la calidad en las plantas por fuera de Alemania?
“Cada planta es única pero el resultado que entregue tiene que ser el mismo. Si bien cada una tiene sus especificaciones, equipo y personal, sus reglas y leyes, cada Mercedes tiene que ser comparable con los que se hacen en Alemania. El de México, el de Brasil y el de China se hacen bajo los mismos estándares, lo mejor o nada. A cada nuevo empleado se le hace una inmersión en la filosofía de la compañía”.

¿Por qué son tan costosos los Mercedes?
“Por las características de los autos en seguridad, durabilidad, calidad, rendimiento. La marca no tiene precio, tiene valor. Por eso somos el productor de automóviles Premium más rentable del mundo en este momento, por encima de los competidores”.

¿Mercedes cómo está enfocando sus modelos para rebajar esa percepción de que es un carro para mayores de 50 años?
“Tenemos vehículos con un diseño dirigido a los jóvenes. Dinamismo, deportividad y conservando los estándares igual de altos. Estamos tratando de robarles clientes de menor edad a nuestros competidores con una estrategia integral”.

COLPRENSA / EL COLOMBIANO

 

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